La crisis desencadenada por el primer ministro rumano, Victor Ponta, va más allá de la acostumbrada inestabilidad de la política rumana —él es el tercer primer ministro nombrado en lo que va de año—. El objetivo era lograr la suspensión como presidente de su archienemigo, el conservador Traian Basescu. Ahora que ya es un hecho, será sometida a referéndum el 29 de julio. Sorin Ionita, presidente de Expert Forum, un think tank de Bucarestespecializado en gobernanza, considera que en Rumanía hay ahora “un estado de suspensión constitucional”. Alemania ha criticado a Bucarest, igual que Bruselas, que teme que nazca, después de Hungría, una nueva oveja negra.
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